Bonsái de ITSASO ARKAIA Foto EL NAJO |
Los europeos importaron los Bonsáis en el siglo XX, pero fueron los chinos los primeros en extraer de su hábitat natural ejemplares pequeñitos que plantaron en macetas creando increíbles miniaturas, seguramente, así nació este bello arte.
Anteriormente, en los siglos X y XI monjes budistas japoneses lo introducen en su país, serán estos los que mantienen con los arbolitos una relación religiosa y filosófica que representan un tipo de armonía entre la naturaleza y el hombre.
Como otras especies, su cultivo estuvo ligado solo a las personas de la alta sociedad y a los monjes, Bon ( cuenco o maceta ) y Sai ( árbol o planta ) es una expresión de belleza y arte unido, nace como objeto de culto de los monjes taoístas y más tarde se difunde a Japón, para estos, significa eternidad y representa un puente entre lo humano y lo divino, entre la tierra y el cielo.
Los cuidados del Bonsái no parece que sean fáciles ya que son muy sensibles a los cambios de luz, corrientes de aire o riego, sin duda hay que dedicarle algo de tiempo.
El riego debe hacerse cuando veamos que la tierra empieza a secarse y nunca encharcar la planta, en invierno podrá pasar algún día sin regar y en verano quizás necesite varios riegos al día.
El abono en pequeñas cantidades mejor aplicarlo en primavera y uno de refuerzo en otoño, durante las otras estaciones dejarle descansar. Hay abonos especiales, mejor informarse.
Cada dos o tres años es conveniente trasplantarlo, podar las raíces y hojas dependiendo de cada especie, esto ayudará a fortalecer el arbolito.
Foto MARÍA CALVO |
Foto 2014 MARÍA CALVO |